sábado, 30 de diciembre de 2017

Ojos de fuego que ya nunca volverán a brillar. El invierno llegó a ellos y su corazón ya es ceniza porque en el lugar donde todo nace ya no hay ilusiones. Los niños ya no juegan a volar las cometas, ahora juegan a mojarse en camas ajenas, donde creen encontrar el amor por enésima vez y lo único que encuentran son cuerpos desnudos sedientos de lujuria pero secos de amor. Esos ojos de fuego brillaban tanto que me cegaban cada vez que los miraba, pero ahora son frío de tantas veces que las desilusiones han acechado a su esperanza y ésta se ha convertido en la desesperanza más triste que brilla en su interior. 
Pero ya nada duele y ese es su único consuelo. 

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